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viernes, agosto 18, 2006

GG Allin


El irrepetible, increíble, mítico, el punk-rocker por excelencia: GG Allin. Jamás la Tierra ha tenido el placer de dar cobijo a un ser tan desequilibrado como él, y ningún aficionado a la música punk se atreverá nunca a intentar sobrepasar los límites impuestos por este entrañable ser. GG quería devolver al rock n´roll el peligro y la subversión que según el se habían perdido, y para llevarlo a cabo se cubrió las espaldas con diferentes grupos a lo largo de su carrera, como The Jabbers, AIDS Brigade o los más conocidos Murder Junkies. Este hombre ya era de por sí un deshecho humano, pero cuando pisaba el escenario se volvía una bestia descontrolada: sus actuaciones solían comenzar con GG desvistiéndose y empezando a cagar delante de todo el mundo, para luego untarse sus heces por todo el cuerpo, tirárselas al público o... ¡comérselas! Entre los berreos y las defecaciones, nuestro hombre disfrutaba dándose fuertemente con el micro en la cara o, en su defecto, rompiéndose botellas en el cráneo hasta sangrar como un cerdo. Y GG no hacía trucos: para deleite de sus fans, todo era real. Cualquier despistado que hubiera entrado al concierto en ese momento habría visto a un animal cubierto de sangre, mierda y whisky desgañitándose con canciones punk. Al señor Allin también le encantaba intentar abusar de las féminas que se congregaban en las primeras filas, a veces incluso a punta de navaja. Si alguna de las chicas tenía suerte podía subir al escenario y mear sobre la cara de la estrella. Pero el plato fuerte era la confrontación directa con el público, ya que GG no quedaba satisfecho si no bajaba del escenario y le pateaba la cabeza a alguien. La gente huía despavorida ante aquel ser untado de caca que corría como un histérico e iba repartiendo puñetazos por el local. Por razones obvias, los conciertos no solían pasar de la tercera o cuarta canción, y cuando se presentaba la policía ningún agente quería detenerle ya que les daba asco tocar a semejante criatura. Él estaba convencido de que cumplía una misión en este mundo: despertarnos y devolvernos el peligro y la emoción de la vida, ¡GG quería cambiar el mundo! Para llamar aún más la atención, pretendía suicidarse en medio de un concierto y de paso acabar con la vida de cualquier infeliz que se pusiera a tiro. La noche de Halloween del año 1990 era la fecha escogida, aunque fue aplazándose hasta que GG Allin acabó en la tumba por una muy poco espectacular sobredosis. Este viejo cafre deja en pañales a cualquier otro grupo que pretenda conmocionar al público, y su violencia extrema no es más que un síntoma de la capacidad del rock n´roll para atraer a todo tipo de seres perturbados.

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